(Cuba, 1903-1997)
Sus poemas los que se hacen eco de su voz, nos sensibilizan con ella.
Sus poemas los que se hacen eco de su voz, nos sensibilizan con ella.
Posee una obra literaria que sugiere la admiración y el estudio. es tan atractiva y relevante que incluye poemas narrativos o anecdóticos como Últimos días de una casa (1958), libros de viajes como Un verano en Tenerife (1958), un Bestiario (1990) o una novela lírica como Jardín (1951).
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
La melodía en su prosa es poética, y su poesía es deleite al oído,siendo una de las plumas más bellas en la literatura cubana. Perteneciente a una familia de antiguo arraigo y elegante riqueza, los Loynaz del Castillo, estudió leyes y viajó por buena parte del mundo, residiendo en España y afincándose finalmente en Cuba, donde perteneció a la Academia Cubana de la Lengua y obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1986.
Desprendimiento
Desprendimiento
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas
se van yendo o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!...
A mis pies la hoja seca viene y va
con el viento;
hace tiempo que la miro,
hecho un hilo, de fino, el pensamiento...
Es una sola hoja pequeñita,
la misma que antes vino
junto a mi pie y se fue y volvió temblando...
¿Me enseñará un camino?
con el viento;
hace tiempo que la miro,
hecho un hilo, de fino, el pensamiento...
Es una sola hoja pequeñita,
la misma que antes vino
junto a mi pie y se fue y volvió temblando...
¿Me enseñará un camino?
He de amoldarme a ti
como el río a su cauce,
como el mar a su playa,
como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo,
como le sobra al río el aire,
al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo;
fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo,
estoy hecha a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta,
me crezco…
Si fuera en mí donde algo sobra,
lo corto.
Por, Graciela
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